miércoles, 22 de junio de 2011

Irlanda (VI) Galway, Moher y Londonderry (¿Derry?)


By on 3:00

Este día fue una paliza, pero mereció la pena.


Ameneció soleado, ¡por fin! y tras devorar de nuevo otro maravilloso desayuno a base de huevos revueltos, tostadas, bacon, salmón ahumado y café (mira que soy cabezota, no hagaís como yo, no merece la pena, ¡bebed té!) hicimos nuestro check-out y antes de despedirnos de tan animosa ciudad nos dimos un paseo.



El sol invitaba a disfrutar de sus calles llenas de turistas, músicos callejeros y pelirrojos en general. Un paseo muy agradable que aprovechamos para comprar recuerdos a familiares y amigos y que me sirvió para comprobar que mi talla de cabeza tampoco es normal en Irlanda, ¡qué pocas gorras había disponibles para mi craneo!. Al final desistí. Y lo siento, yo ya estaba dispuesto a volver a Madrid con mis frondosas patillas teñidas de rojo, un chaleco naranja, una chaqueta verde, una pipa y una gorra de fieltro.


Tranquilos, no lo hice.


Avanzada ya la mañana pusimos rumbo hacia los acantilados de Moher, que aunque están en dirección contraria a Londonderry, no podíamos dejar de visitar.


La carretera es...


Vamos a ver, yo normalmente escribo "del tirón", pero esto me lo he pensado, iba a haber escrito que es indescriptible, pero no, eso es mentira, es perfectamente descriptible, ¡es espantosa!, es una invitación al suicidio o a la visita al dentista, porque pocas veces he visto tanto bache junto, ¡es como si quisieran que se te soltasen todos los empastes!, para mi que hay un contubernio con el colegio de odontólogos, porque no es ni medio normal que en una carretera que tiene la anchura de coche y medio, diez baches por metro cuadrado, más curvas que la Beyoncé, dónde los camiones se paran detrás de una curva a que el conductor se eche un cigarrito con el lugareño o los mismos lugareños se pongan de charla en medio de la carretera rememorando tiempos mejores mientras tú, ojiplático, te preguntas si estaría mal visto hacer sonar el claxon tras quince minutos de espera, ¡tenga un límite de velocidad de 90 km / hora!, ¡pero si a partir de 30 el copiloto se empieza a santiguar!, ¡a 40 se te abre la guantera!, ¡a 50 tienes la sensación de conducir un toro mecánico! ¡y a partir de 60 lo más probable es que te empotres con cualquier cosa tras la siguiente curva!. En serio, tenía prisa pero creo que no pasé de 50.

Lo de los lugareños charlando en medio de la carretera o con los camioneros os aseguro que es cierto. Y es que en Irlanda el tiempo no transcurre del mismo modo. ¿Será la cerveza?.

Camioneros charlando en medio de la nada.., digo Connemara


Bien, tras dos millones de curvas, la sensación de habernos jugado la vida quince veces y haber perdido otro año de vida (y menos mal que hacía sol, porque aquello lloviendo no puedo ni imaginármelo), llegamos a un paraje en el que un parking lleno de coches, autobuses, turistas, niños gritones y jubilados más gritones, nos hizo suponer que habíamos alcanzado nuestro destino. Los acantilados de Moher.


Ellos dicen que son los más altos de Europa, no sé si es verdad, eso sí, son impresionantes, casi tanto como el despliegue mercantilista que los rodea.

Puedes recorrer mucha distancia a lo largo de los mismos sin que una barrera, un quitamiedos o algo así te separe del precipicio y lo cierto es que lo agradeces, porque la visión no sería la misma. Si vais seguid a la gente, es fácil, a la derecha está el punto más alto, con miradores "urbanizados", pero casi todo el mundo se va a la izquierda, es lógico, hay un cartel que te recomienda no pasar de un punto determinado, toda una provocación, pues, como es lógico, todo el mundo pasa más allá.


Os dejo unas fotos para que disfrutéis del paisaje y os imaginéis como suena el viento en vuestros oídos.





Después de la visita continuamos camino. Era tarde y quedaba mucha distancia hasta Londonderry. Aunque el viaje, en esta ocasión, fue muy agradable y el paisaje se salpicaba con castillos.


Esta ciudad está en Irlanda del Norte, el Ulster, oséa, en el Reino Unido. El nombre británico es precisamente ese, Londonderry, aunque los republicanos norirlandeses y en la república de Irlanda recibe el nombre de Derry, a partir de ahora me referiré a ella como Derry a secas. Que quede claro que no es por tomar partido, es porque es una palabra más corta.

La distancia fue larga, pero el camino bueno, había autovía y salvo por el hecho de que en un momento determinado las señales de limitación de velocidad aparecen en millas, no te das cuenta de que has llegado a otro pais. De eso te das cuenta cuando paras en algún pueblo y aparecen cientos, miles de Unions Jack. Pero en fin, ese es otro asunto.


Por fin llegamos a Derry, a esas alturas lo que más me preocupaba era no llegar a tiempo de cenar, ¡no habíamos comido ni siquiera nuestras consabidas y salvadoras patatas fritas de medio deia!. El B&B no estaba nada mal, salvo por el hecho de un inquietante parecido con la casa de Psicosis, problema que acrecentó el dueño-encargado, un individuo que si no fuese por la chepa que tenía sobrepasaría los dos metros de altura, con lamparones en su camisa originados el día de la boda de Lady Di y con una verborrea intraducible que proclamaba a un volumen atroz.


La habitación estaba en la línea, la cama tenía dosel, la tetera tenía polvo desde el dia del citado enlace, los interruptores de la luz salen en las pelis de época y el papel pintado juraría que era el mismo que salía en el apartamento de Mr. Bean.


Salimos de allí como alma que lleva el diablo.


Caminamos hacia el centro de la ciudad, aunque en aquel momento lo único que nos movía era un hambre atroz. Tuvimos suerte. Encontramos un restaurante bastante grande y muy agradable con una carta muy amplia y variada.


Nos decantamos por el salmón, lo cual es muy normal, porque ciertamente no imagino ningún restaurante de Irlanda en el que no figure el salmón en su carta, ya sea a la plancha, a la brasa, guisado, en sopa, ahumado... Lo acompañamos con una ensalada, unas patatas y un buen vino. Porque esa es una cuestión importante en Irlanda del Norte. Pues el nivel de vida es mucho más bajo que en la República de Irlanda, o a la menos los precios de los restaurantes.


Lo cual te permite darte algún lujo, como poder disfrutar de grandes vinos a un buen precio. ¿Qué es un buen precio?, pues hombre, a mi me parece un buen precio ver en una carta de un restaurante de Derry un cava español a un precio mucho más barato que en cualquier restaurante madrileño. ¿Alguien puede explicármelo?.

Después de cenar nos dimos una vuelta por la "ciudad vieja" y es que Derry conserva las murallas rodeando el centro, pero ello no responde a un afán conservacionista o algo así, sino que responde a una realidad histórica muy conflictiva. El hecho es que en el interior de las murallas residía la burguesía unionista y en el extrarradio la población católica en una suerte de apartheid irlandés.

Derry es la segunda ciudad de Irlanda del Norte y en ella las huellas del conflicto son muy patentes. Demasiado para un turista recién llegado. No hay fotos del interior de la ciudad ni de los famosos murales o monumentos a las víctimas. Para mucha gente constituyen un reclamo turístico, a nosotros nos resultaron impactantes y no tuvimos fuerzas ni ganas de pararnos en medio de la calle y retratar el drama, la memoria, el homenaje o como se quiera llamar. De verdad que impresiona.

Sólo hay una foto.


Bien, como anécdota os diré que entramos en un pub en el que en una miscelanea confusa se mezclaban en las paredes y el techo las banderas de Irlanda, Escocia, ikurriñas o banderas de la OLP. La verdad es que la escena fue de película, según traspasamos la puerta en el local se hizo el silencio y todo el mundo se nos quedó mirando. Por un momento me imaginé que por la calle rodaban carrizos. Definitivamente aquello era muy diferente a Galway.

No estábamos cómodos y nos fuimos a otro pub menos politizado y allí me dispuse a degustar una copa de Bushmills, el famoso whisky norirlandes tan famoso y apreciado. A mi lado, un lugareño gordo como un sapo, con ojos de huevo y a punto de infartarse me miraba perplejo y tras preguntarme si era un refujiado vasco ¿? y aclararle que no, me miró tremendamente perplejo y me dijo algo así:

- ¿Y si no sois refugiados vascos que hacéis aquí?.
- Pues, turismo.

Entonces el hombre, ojiplático, estalló en una inmesa carcajada y reclamo la atención de todos los parroquianos al grito de: ¡Turismo!, ¡han venido a Derry a hacer turismo!.

Todo ello mientras reía a carcajadas golpeándose el pecho, los lugareños me miraban como a una atracción de circo y yo me bebí el whsiky de un trago.






About Syed Faizan Ali

Faizan is a 17 year old young guy who is blessed with the art of Blogging,He love to Blog day in and day out,He is a Website Designer and a Certified Graphics Designer.

1 comentarios:

  1. Je,je.. Y las manos de la foto del salmón ¿de quien son?Bienvenido de nuevo¡¡¡

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