El crudivorismos es el hábito de comer alimentos crudos, tanto de origen animal como vegetal. Para el crudívoro el fuego como herramienta de cocinado no tiene cabida, desnaturaliza la esencia del alimento y lo altera.
Mediante el calor podemos eliminar con facilidad organismos y microorganismos vivos que pueden contener los alimentos y que en algunos casos nos podrían producir enfermedades graves.
Cualquier dieta sana incluye alimentos crudos. La O.M .S. recomienda consumir cinco raciones diarias de fruta y hortaliza crudas por día para alcanzar un equilibrio nutricional. Pero con ciertas precauciones sanitarias.
Lo primero elegir un buen producto y que sea fresco y lo segundo medidas higiénicas en la preparación, manipulación o conservación.
Hortalizas y verduras: por culpa del agua de riego pueden contener patógenos o parásitos como el toxoplasma.
De no ser hervidas debemos lavarlas para que el agua arrastre tierra e impurezas y posteriormente desinfectarlas con agua y unas gotas de lejía y posterior lavado o con alguno de los preparados que venden los comercios para ello.
Las frutas, tanto si se pelan o no, han de ser lavadas, pueden estar contaminadas y en la operación de pelado trasladamos al interior los contaminantes.
Pescados: Los pescados y algunos mariscos, como los cefalópodos, pueden contener larvas de anisakis, que caso de consumirlos crudos, podrían ocasionarnos serios problemas de salud. Los tratamientos térmicos son el método tradicional de acabar con estas larvas, ya que mueren por encima de los 60º. Si se tratara de un pescado grande, una merluza, se debe mantener la temperatura unos 10 minutos para que el calor llegue bien a las partes más internas. Otro método consistiría en congelar el pescado a 20º bajo cero de 24 a 48 horas.
También Los pescados pueden contener microorganismos como vibrios (bacterias como el cólera) o virus como el de la hepatitis A.
Los moluscos, mejillones, ostras, almejas, son filtradores de agua por lo que concentran microorganismos, se requiere un proceso de depuración antes de la venta y un posterior proceso de cocinado, hay mucha costumbre de comer ostras y almejas crudas, lo que ha ocasionado innumerables problemas, de hacerlo procurar elegirlas de absoluta garantía.
Carnes y leche: La carne cruda o poco hecha nos puede ocasionar toxoplasmosis , patología peligrosa y más aun en embarazadas.
Las carnes de pollo o pavo pueden tener microorganismos como el Campylobacter (bacteria que produce diarreas), también Yersinia y otras bacterias que podrían hacernos padecer una salmonela, peste negra o bubónica etc. enfermedades muy graves que han causado muchísimas muertes.
El cerdo puede tener triquina.
En la leche encontramos la brucela causante de la brucelosis o fiebre de malta. Se elimina con calor hirviendo la leche.
Huevos: El huevo crudo contiene avidina que actúa como antinutrientes llegando a originar una insuficiencia de vitaminas.
Se ha detectado en culturistas que toman mucha clara de huevo cruda para desarrollar masa muscular. Con simple calor se elimina.
El huevo es con frecuencia causa de toxiinfecciones alimentarias como la salmonela.
Los embutidos son una forma barata de consumir carne. Todo lo que se desecha o no sirve para vender se tritura y con él se hace chóped, mortadela o salchichas.
A la hora de consumir estos productos es necesario elegirlos de calidad y sabiendo que elaboración llevan y que carne se empleó en ellos.
La industria alimentaria busca métodos alternativos a la esterilización o pasteurización para garantizar la salubridad y ser más respetuosos con las propiedades sensoriales y nutricionales de los alimentos.,
El calor hace al alimento más tierno, más digestible y facilita al organismo absorber sus nutrientes. Desarrolla nuevos aromas y sabores y si es excesivo perjudica a las vitaminas y minerales que puedan contener los alimentos cocinados.
Por este calor excesivo se produce el color tostado de las galletas, el caramelo, el marrón de la parte externa en las carnes al horno, el de las patatas fritas y el de los cereales del desayuno.
Este proceso se conoce por la reacción de Maillard.
Un aceite sometido a altas temperaturas termina siendo tóxico.
Los restos de pesticidas, antibióticos, hormonas, metales pesados o las contaminaciones radiactivas no se eliminan por calor.
Los ahumados son pro-cancerigenos, pollo, chuletas a la brasa o barbacoas muy quemadas serian nocivas, claro esta que sería necesario consumir mucha cantidad de alimento sometido a este proceso.
De todo lo dicho se deduce que comer alimentos crudos puede resultar agradable al paladar pero peligroso para la salud.
El actual problema con los pepinos en Alemania, se habría resuelto de raíz si el pepino hubiera sido lavado y pelado y caso de querer consumirlo con cáscara haberlo tratado con lejía u otro desinfectante. Alguien ahorró unos minutos y unos eurillos pero la “que ha liado” son ya dieciocho muertos. En caso de que la contaminación se haya producido en la manipulación el evitarlo sería igual de sencillo, higiene, higiene y limpieza.
Más allá de una forma de alimentación el crudivorismo es una filosofía de vida, pretenden rodearse de un entorno natural y alimentarse con una dieta a base de alimentos sin procesar, es decir un estilo de vida natural y primigenio.
No se puede confundir la alimentación crudivora con el consumo esporádico de productos crudos o poco procesados típico de otras culturas, como los carpaccios de carne o pescado, Sushi japonés o ceviches los que desde luego deben seguir unas precauciones sanitarias básicas.
Desde luego que eres un rato sabio!
ResponderEliminarY qué buenas ideas para tus consejos tienes!
Sigue así por favor! Eres el mejor!!!