Hoy voy a hablaros del restaurante Coque. Como los fieles ya sabéis, tuvimos el honor de resultar premiados en un concurso organizado por Intermiel para el que elaboramos una receta en la que la miel fue un ingrediente importante, así, la pierna de cordero lechal con miel y naranja que realizó Tsatsiki Chef, fue efectivamente la receta ganadora.
El premió consistía en una cena para dos personas en el restaurante, poseedor de una estrella Michelín, Coque, dónde manda en los fogones el Chef Mario Sandoval.
Antes de meterme en la crónica de nuestra visita, tengo que hacer un alto para dar las gracias tanto al propio Mario como a Bárbara García, nuestra interlocutora con la gente de Intermiel, pues les pedimos algunos favores, como la posibilidad de cambiar la cena por una comida y bueno, todo fueron facilidades.
Me meto en el tema.
El restaurante está en la localidad madrileña de Humanes, una consecuencia de su evolución como negocio familiar. No hay pérdida, está muy cerca del ayuntamiento y además hay carteles por el pueblo indicando la dirección.
La visita fue espectacular, nos trataron como a unos clientes más, es decir, exquisitamente.
Nada más entrar nos invitaron a conocer la bodega que se encuentra en el piso inferior, casi me quedo sin palabras, ¡espectacular!, es una gozada que te sirvan un aperitivo (en nuestro caso cava y jerez) y puedas disfrutar de tu copa viendo en primera persona las referencias que allí tienen. Destaca sobre todo el centro de la sala, dónde una superficie transparente nos permite disfrutar de la visión de algunas botellas.
Allí mismo nos sirvieron una “cúpula” de aperitivos, el efecto es fantástico, podéis verlo vosotros mismos.
Allí mismo nos sirvieron una “cúpula” de aperitivos, el efecto es fantástico, podéis verlo vosotros mismos.
Consistía en: pan con pipas de calabaza, bombón de foie envuelto en nueces y oro, uva caramelizada rellena de queso y croqueta de bacalao.
A continuación pasamos a la cocina, ¡menudo lujo!, ver el templo dónde todo aparece ordenado y listo para dar los servicios ¡y encima nos sirvieron un nuevo aperitivo!, en este caso un juego divertido, dónde, a modo de maceteros, nos sirvieron unos puerros en ligera cocción que asoman de una “tierra” de zanahorias y unas preciosas zanahorias que, a su vez, salen de una “tierra” de puerros. De las ramas del bonsai cuelgan unas deliciosas galletas saladas.
Bueno, pues a continuación el propio Chef nos saludó en persona y ya nos dieron paso a la sala y allí nos esperaba un lugar privilegiado, una mesa en el mirador.
La sala está decorada exquisitamente y llena de pequeños y maravillosos detalles, ¡a mi me encantó el candelabro-alcachofa!.
Eso sí, antes de pasar a mostraros el maravilloso menú que pusieron a nuestra disposición, voy a poner un pero (¡mira que es difícil satisfacerme eh!), no, en serio, me gustaría no tener que hacerlo, pero es que no puedo evitarlo, mi pega no afecta a la comida, sino a las sillas-sillones que nos resultaron “pelín” incómodas. No es de esas veces que te sientas y no estás agusto, pero como quiera que en este tipo de comidas permaneces mucho tiempo sentado, llegó un momento en el que empecé a estar francamente incómodo.
Ahora lo bueno, ¡qué digo bueno!, ¡¡fue fantástico!!. No es fácil hacer fotos en un restaurante y que éstas tenga una calidad que haga justicia al plato, por todo ello os aseguro que por mucho que os gusten u os sorprendan las fotos, estas no hacen justicia a la realidad.
Ahí va el menú y un aviso, la comanda no figura como en la carta, no hicimos foto de la misma y la descripción del plato es de memoria, con lo que los nombres no son exactamente como en la carta del restaurante:
Comenzamos con un soufflé de queso: Delicado, elegante...
Esferificaciones con pistacho, nuez y piñón con caldo de ibérico: Original, visualmente muy atractivo.
Berberechos y nécora con perlas de gambas y manzana y papel de algas: ¡El papel de algas se mueve con las corrientes de aire!, perfecto.
Setas con puré de castañas presentadas con humo de brasas: Fue el plato que más nos gustó, otoñal y perfumado.
Morcilla, huevo frito y su puntilla: Original, quizá más divetido que otra cosa, el detalle de la puntilla por lado y la yema por otro es genial.
Salmonete sobre guiso de pescado: ¡Esto si que es delicado!.
Cochinillo al horno: Un guiño a la tradición.
Como postre, un bizcocho de canela y helado de yogur griego con espuma de canela y chocolate blanco.
Durante toda la comida fueron rellenado constantemente nuestras copas con Alvariño Martín Códax y a la hora del cochinillo con un tinto que… vaya… lo siento…, ¡no recuerdo!.
¿Qué más puedo decir?, pues creo que nada, salvo dar de nuevo las gracias y prometer que volveremos, ¡porque salimos encantados! ah, ¡y que copiaremos los nombres de la carta!.
Enhorabuena!! realmente es muy merecido. Espero que disfrutéis de la estupenda comida y nos comentéis después!!
ResponderEliminarFelicidades!!!
Guau!!, Que maravilla!!! no pinché el seguir leyendo y pensé que tenía que esperar para ver éstas exquisiteces. Todo un lujo! para que no falte de "na". Desde luego habrá que pasarse por allí para poder degustar esos maravillosos platos.
ResponderEliminarUn abrazo y gracías por compartir!
Que pasada!!! tuvo que haber estado genial, enhorabuena por el premio! :D
ResponderEliminarPues el vino tinto que acompañaba el cochinillo era un estupendo vino Ribera del Duero Leyus, nombre de doncella que curó heridas con vino, curiosidad. La verdad es que la comida fue genial
ResponderEliminarMuchas gracias a vosotros por participar y por hacer de la miel un ingrediente tan importante en la cocina. Nos alegra muchísimo que disfrutarais tanto.
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