C/ O'Donnell 31
web:
Precio: 30€
CALIFICACIÓN: 4 GUINDILLAS
¿Os gusta la cocina asiática?, ¿os pirrais por la salsa de soja?, ¿por cocinar al wok?, ¿os deleitais viendo cortar a un maestro japonés?. A nosotros nos encanta, por eso hoy vamos a hablar del restaurante KZEN.
El equipo guindillero es un asiduo de este lugar, otro sitio al que tenemos un cariño especial. Para nosotros uno de los mejores restaurantes asiáticos de Madrid.
Ojo, nuestra puntuación siempre se realiza teniendo en cuenta la relación calidad-precio y si bien en Madrid hay restaurantes asiáticos más exclusivos, creemos realmente que este es el mejor en esa cuestión tan subjetiva que es la citada calidad-precio.
El local:
El local:
Se trata de un local estrecho y alargado, dónde parece inevitable ese toque "colorista" de la decoración de este tipo de restaurantes. Está en una zona muy céntrica y bien comunicada, ¡a un paso del parque del Retiro!.
Un pero del local podría ser la dificultad que entraña su accesibilidad para personas que tengan limitada su movilidad, pues desde la calle hay que salvar dos pequeños tramos de escaleras y una vez dentro, para acceder a los aseos hay que salvar un buen trecho de escaleras. Aunque nos consta que el equipo de la sala se desvivirá por ayudar en lo que sea posible.
Otro pequeño pero del lugar, es la enorme afluencia de público que suele tener los fines de semana. No os extrañe tener que hacer cola para poder comer. En este caso la espera puede hacerse bastante entretenida mientras observais como se desplazan los camareros a una velocidad pasmosa esquivándose entre ellos, como montan una mesa en segundos o como recogen otra a la vez.
La comida:
La carta es extraordinariamente extensa, en ella encontramos elaboraciones típicas de toda la cocina asiática, ya sea japonesa, china, o, en general, de todo el sudeste asiático.
El servicio es rapidísimo, quizá en exceso. No os dejéis intimidar por los camareros saltarines, tomaos vuestro tiempo a la hora de pedir y comer.
Disponen de varios tipos de menú degustación, que pueden ser muy válidos para iniciaros en este local. Nosotros os recomendamos que os dejéis llevar por vuestra intuición, os toméis tiempo y pidais aquello que más os atraiga de una carta extensa. No digamos ya si sois aficionados o expertos en la cocina asiática, entonces podréis disfrutar de veras.
Son muy recomendables sus elaboraciones de maki, personalmente me gusta mucho su mini-maki, su sashimi (estupendo el de anguila) y claro está, su bogavante salteado con pimienta. Hay que aclarar que cuando hablan de pimienta se refieren a cayena, ¡y mucha!, oséa, absteneos los más sensibles al picante.
La carta de vinos constituye una grata sorpresa para aquellos que se imaginan la típica carta de un restaurante chino de barrio. No, tiene muchas referencias y si bien no debéis esperar aquí grandes sorpresas, a mi me parece mucho más que digna.
Hablando de vino, ¿con que maridamos la comida japonesa?, yo he oído hablar de sake o té, dicen que con el maki lo mejor es una cerveza, pero a mi me parece que un cava o un gewürztraminer le viene al pelo y aquí encontraréis lo que queráis.
Hablando de vino, ¿con que maridamos la comida japonesa?, yo he oído hablar de sake o té, dicen que con el maki lo mejor es una cerveza, pero a mi me parece que un cava o un gewürztraminer le viene al pelo y aquí encontraréis lo que queráis.
En nuestra última visita nos decantamos por el Menú Pato (que podéis ver en las fotos que acompañan este reportaje), que incluye, para cada dos personas, un Dim-Sum mixto con cuatro piezas, un pincho de pollo y buey con miel, medio pato laqueado con su correspondiente sopa y un arroz frito cantonés como acompañamiento, además de un postre a elegir de su carta por un estupendo precio de 22€ por persona.
Os aseguro que no os quedaréis con hambre. Encima, luego te invitan a un chupito.
Os aseguro que no os quedaréis con hambre. Encima, luego te invitan a un chupito.
A destacar:
- La relación calidad-precio.
- El servicio, el trato, que es espectacular, sobre todo por parte de los jefes de sala, una pareja chico-chica inagotable, con buena memoria (si repetís un par de veces os recordarán) y eterna sonrisa. El te saludará con un "¿qué tal amigo?". Los camareros siempre dispuestos a ayudar en lo que sea posible. Pero ojo, pueden ser un poco agotadores, puede que te pregunten dos camareros diferentes, acudan tres a servirte, te pongan dos platos a la vez y te retiren uno sin que te des cuenta.
- La cocina.
A mejorar:
- El sistema de reserva. Se supone que puedes reservar mesa por teléfono, puedes llamar y ellos tomarán nota, pero en la práctica te dará igual, porque dan sitio a todo el que llega y puede que después de haber reservado llegues allí y tengas que esperar para sentarte.
Conclusión:
Un lugar muy interesante, tanto para iniciarse, como para aficionados a la comida de extremo oriente. La carta es muy variada, incluida la del vino y el servicio es exquisito.
Disponen de unas plazas de parking en el edificio de al lado y por poner un par de peros (siempre los hay), os diré que hay un par de tramos de escaleras para acceder, que los fines de semana el local está saturado y que el sistema de reservas es ineficaz.
Por cierto, se acerca San Valentín y en estas fechas suelen tener algún regalito para las chicas.
Lo siento pero la comida china no la puedo tragar.
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