miércoles, 31 de octubre de 2012

La verdadera historia del Chupacarpas



Noche de brujas…

¡Acercaos amigos!, ¡acercaos todos!… os contaré una historia que os proporcionará las pesadillas que andáis buscando. Voy a hablaros del innombrable, del monstruo más temido por los marineros de todos los mares y océanos, de aquel que siempre tiene hambre.


Esta, y no otra, amigos míos, es la historia del temido “Chupacarpas”, aunque no siempre tuvo ese nombre. Al principio se le conoció como Perkagloü, aunque al poco tiempo los medios de comunicación japoneses le dieran otro nombre: Perkazilla.




Tenía hambre…

Había pasado mucho tiempo desde su última comida. No entendía que estaba pasando.

Perkagloü no lo sabía, no conocía los detalles, no entendía su diferencia. Simplemente: tenía hambre.

A lo largo de 2000 años, todos sus antecesores se habían ocultado en aquel rincón, justo al fondo, en la esquina de aquel estanque interior. Generaciones y generaciones de exposiciones a contaminantes químicos y centenares de mutaciones genéticas después, Perkagloü, tenía hambre.


Y es que no era consciente de su verdadera naturaleza, de perca mutante y fangosa, de piel viscosa y visión nula que se alimentaba de congéneres despistados que pasaban cerca de su territorio.

Había crecido más que cualquier otra perca, tenía el tamaño de una Volkswagen kombi y no paraba de crecer. Allí casi no había agua, así que desarrolló la capacidad de tener respiración pulmonar y unos grandes y largos tentáculos con los que atrapar a sus presas sin necesidad de desplazarse. Pero ya casi no había presas, cada vez tenía más hambre.


Y hubo un día que ya no tuvo nada que comer. Ya no quedaban congéneres con los que practicar el canibalismo.

Aquí nación Perkagloü...

Hacía días que los guardas y encargados de conservación de la llamada basílica cisterna de Estambul se preguntaban dónde estarían los peces. Cuando disminuyó su número lo achacaron a la presencia de metales pesados provenientes de las monedas que los turistas lanzaban al agua, o quizá algún desaprensivo había contaminado las aguas.

Quizá, simplemente, los peces se habían ido.

Nadie pensó que el niquel de las monedas, combinado con el mercurio, el benceno, o el formaldehído de las colillas de los cigarros tiradas en las alcantarillas, hubieran provocado el nacimiento de Perkagloü, o como fue posteriormente más conocido gracias a los noticiarios japoneses, Perkazilla.

Y llegó el día en que sin alimento y desesperado, Perkagloüpercibió el aroma a insecticida proveniente de la laca de un grupo de turistas jubiladas canadienses y sin pensárselo dos veces, recordando el familiar y hogareño aroma a DDT que su familia también había apreciado desde hacía décadas, se lanzó… tenía hambre.

A partir de ese momento las crónicas se vuelven confusas, testigos presenciales afirman que un pez-anfibio del tamaño de un trolebús devoró al equivalente a un autobús del IMSERSO de jubiladas canadienses de pelos azules.

El caos se adueñó de la ciudad, cientos de turistas huyeron despavoridos provocando avalanchas por todo el barrio de Sultanhamet. Perkagloü, por su parte, alcanzó la calle y, por primera vez en su vida, sintió el calor y el brillo del sol, tamizados, eso sí, por la contaminación de la ciudad, que salvaguardó sus vítreos ojuelos.

Despavorido, saltó sobre su panza calle abajo, en busca del agua del Cuerno de oro, al que llegó después de aplastar dos tranvías, a un grupo de japoneses despistados y a tres riojanas que intentaban regatear con un revisor el precio de unos billetes de autobús.

Alcanzó el estuario a la altura del puente de Gálata, lugar en el que medio millón de ciudadanos apiñados intentaban pescar alguna caballa rellena de PVC. Perkagloü alcanzó el agua y arrastró con su enorme boca a doscientos cincuenta pescadores que cayeron aterrados mientras la enorme masa de conciudadanos corría despavorida encomendándose al gran Mustafá Kemal Atattürk

Pues sí, eso es lo que estaba soñando en mi segunda noche en Estambulcuando el iman de la cercana (pegadita) mezquita realizó el llamamiento a la oración a eso del amanecer….

Eso era un “sinvivir”, en fin, no había mucho más que hacer, bueno, sí, ducha y a desayunar, que tocaba luego un día muy duro y muy largo en el que intentaría evitar a toda costa acercarme a cualquier pez vivo, asado, frito o de caramelo.

Pero esa es otra historia que os contaré otro día, de momento, de momento me despido al estilo imperante en Japón desde hace unos fechas…

Duérmete niño,
Duérmete ya
O vendrá Perkazilla
Y te llevará…


Reconstrucción del ataque de Perkagloü



domingo, 28 de octubre de 2012

Queso Halloumi



Halloumi-planchaA lo largo de este tiempo bloguero he visto a muchos colegas publicar recetas con queso halloumi y me picaba la curiosidad, no lo había probado y a mi, si me apetece probar algo, no paro hasta conseguirlo.

Pero resulta que en esta ocasión me encontré con este queso de la forma más curiosa, pues lo comimos en Estambul. Pero claro, había una razón.




Resulta que se trata de un queso chipriota y como todos sabéis Chipre es un escenario de conflicto entre Turquía y Grecia, por lo que no es raro que sus productos se consuman en Estambul

¿Y qué tiene de especial este queso?, pues…. el juego que da cocinando por una particularidad, su altísimo punto de fusión, ósea, ¡qué no se funde!. Es ideal para calentarlo a la plancha o para dorarlo al horno hasta conseguir un precioso color.

Halluomi-plancha

En Estambul suelen servirlo en brochetas con carne de cordero y vegetales como cebollas y pimientos.

A mi me gusta hacerlo a la plancha y luego trocearlo en una ensalada. Ahora bien, vale que el color es precioso y da mucho juego, pero no es que el sabor sea una maravilla. Se trata de un queso elaborado con una mezcla de leche de cabra, oveja e incluso vaca. Tiene color blanco y se conserva con suero.

Halloumi-ensalada

Tiene un sabor salado y una textura prieta y a la vez, “gomosa” que no cambia al hacerlo a la plancha. Combina bien con menta fresca y tomate.

¿Y dónde lo podemos encontrar?, pues esa ha sido la mayor de las sorpresas, yo creía que se vendería en tiendas especializadas y no, yo al menos en Madrid no lo he encontrado ahí, ¡lo he comprado en Alcampo!.

Halloumi

viernes, 26 de octubre de 2012

Vuestras cocinas: Con un par de... ¿guindillas? (Jorge)



Hoy os traigo la segunda de las recetas que Jorge ha preparado para nuestro concurso “Cocina con guindillas”.

La verdad, Jorge, estoy sin palabras. Esta es una receta con bastante elaboración y diversas técnicas de cocción combinadas, de veras, no tengo ni idea de cómo sabe aunque tiene buena pinta, pero lo que si tengo claro, es que en cuanto a imaginación, es una receta de sobresaliente.

Muchas gracias, tienes muuucho arte.



Ingredientes:



Pimientos del piquillo enteros extra.
Fumet de rape y puerros.
Arroz bomba.
Tinta de calamar.
Chipirones.
Pimiento verde.
Puerro.
Chalota.
Mantequilla.





½ vaso de vino blanco.
AOVE.
1 diente de ajo.
Cayena.
Carne de Guindilla.
Sal.
Pimienta.
Cilantro.





Preparamos los pimientos del piquillo:

1.- Recortamos los extremos de 2 pimientos del piquillo. Con otros 2 hacemos las supuestas tapas de la guindilla.

2.- Les colocamos una rama de tomate para simular una auténtica guindilla.




Rissotto de calamar con su tinta:

1.- En primer lugar hacemos un fumet con huesos de rapey puerros y lo mantenemos caliente sin necesidad de que hierva.

2.- Ponemos 2 cucharadas de AOVEen una sartén. Con el aceite frío echamos medio diente de ajo fileteado y una cayena. Cuando se haya dorado el ajo lo reservamos junto con la cayena para decorar.

3.- Añadimos el pimiento verde y la chalota muy picados. Dejamos sofreir a baja temperatura para evitar que se doren demasiado. Añadimos el puerro muy picado.

4.- A continuación añadimos el calamar cortado en taquitos. Sofreimos todos los ingredientes. 

5.- Cuando el sofrito está listo incorporamos ½ vaso de vino blanco. Dejamos reducir para que se evapore el alcohol. Añadimos el fumet. Cuando se hayan ligado añadimos el arroz. Removiendo continuamente y añadiendo fumet cada vez que se seque el arroz. Añadimos un poco de mantequilla para conseguir mayor cremosidad y parmesano rallado. Tras unos 20 minutos nuestro rissotto está listo.

6.- Extendemos un par de cucharadas sobre papel sulfurizado y lo tapamos haciendo un paquete con el propio papel de hornear. Lo llevamos al horno precalentado a 200º y ponemos una bandeja de horno encima para favorecer el prensado. En 12-15 minutos obtenemos una teja de rissotto fina y crujiente que usaremos para decorar.

7.- Rellenamos los piquillos y sus “tapas” con el rissotto. Disponemos en el plato y lo gratinamos un par de minutos. Para sujetar la teja hacemos una salsa picante de carne de guindilla con aove y queso cremoso.

8.- Decoramos el plato con virutas y ralladura de parmesano, aceite de cilantro y aceite de guindilla.

PD: Gracias a Tito y su post sobre cómo escribir un post a dos columnas.

jueves, 25 de octubre de 2012

Rollitos de jamón con dátiles y foie



Este blog ha cumplido dos años, o lo que es lo mismo, tres otoños y tenemos una tradición consistente en que Tsatsiki Chef, cada otoño, nos prepara un aperitivo a base de dátiles. En resumen, 3 otoños, 3 recetas con dátiles.


Y ahora viene el reto.

Siempre he dicho que este blog tiene vocación de continuidad, ósea, supervivencia a largo plazo. Lo que traducimos en…

Este blog, va a publicar, al menos, 100 recetas de aperitivos con dátiles.


Ingredientes:

  • 6 lonchas de Jamón de York.
  • 300 gr. de foie de pato.
  • Dátiles deshuesados.



Preparación:

1.- Sobre un film de cocina colocamos una loncha de jamón y cubrimos 2/3 de ellas con el foie.




2.- Lo cubrimos con una capa de dátiles picados.


3.- Con ayuda del papel de cocina enrollamos, apretando bien. Lo dejamos en el film, bien apretado, al menos dos horas en el congelador.




4.- Cuando esté bien frío lo cortamos en rodajas de 1 centímetro, lo atemperamos y… ¡listo para servir!.


Consideraciones:

También podéis cambiar el foie por queso fresco para untar, lo que más os guste.



martes, 23 de octubre de 2012

Estar entre Babia y la Luna



Babia-otoñoCuenta la leyenda que ésta fue tierra de retiro de reyes, lugar al que acudían a disfrutar de los placeres de la caza y a olvidarse de los problemas de la Corte. De ahí que, ante su ausencia, si alguien requería su figura se le dijese: Tendrá que esperar, el rey está en Babia.

También cuentan que cuando los pastores trashumantes pasaban las noches en Extremadura y su mirada parecía ausente, sus compañeros les decían: “Vuelve, que estás en Babia”.




Sea como fuere, no se me ocurre un lugar mejor para pasar unos días otoñales y es que aquí, entre las comarcas leonesas de Luna y Babia tu espíritu puede sentir la paz que sólo este retiro puede proporcionar.


No lo dudéis, daos una vuelta.

¿Y qué se puede hacer?, pues hay un montón de rutas bien señalizadas para los amigos del senderismo o de actividades más intensas, desde los fondos del vacío embalse (en otoño, luego se llena) dónde podremos pasear entre abandonados pueblos.




Hasta disfrutar de rutas por la montaña de más o menos dificultad. Nosotros nos dimos un “paseo” de varias horas por los lagos de Saliencia, en Asturias, un lugar increíble de una belleza alpina y de muy "fácil" acceso.








Y claro, después del ejercicio, nada mejor que una reparadora comida en la villa de Somiedo, un turístico y, sin embargo, bonito lugar en el que dar cuenta de unas fabada en Hotel rural el Meirel.






¿Y dónde dormir?, pues nosotros DISFRUTAMOS, en mayúscula, de una agradable estancia en una preciosa casa rural en el pueblo de Sena de Luna, la casa se llama Días de Luna y puedo deciros que la atención que recibiréis harán vuestra estancia ciertamente agradable.



Eso sí, hay que tener en cuenta algunas cosas. Si queréis cenar allí tendréis que avisar en el desayuno y si no buscar en otro pueblo, porque en Sena de Luna no hay nada más, por no haber,  ¡no hay cobertura en el móvil!, ¡ni tiendas!, ¡ni bares! y en las habitaciones de la Casa rural, ¡no hay televisión!.







¿Y a la vuelta?, pues dejaos unos momentos para disfrutar de la ciudad de León, siempre acogedora con el visitante y magnífica en sus viandas y sus piedras.




Catdral-León

lunes, 22 de octubre de 2012

IX Salón del chocolate de Madrid



salon-chocolate-madrid¿Os gusta el chocolate?.

A nosotros psché, más o menos como el apio. Así que vamos a sufrir mucho, porque desde el 25 hasta el 28 de octubre se va a celebrar el IX salón del chocolate de Madrid en el centro comercial Moda Shopping.

Nosotros seguramente nos dejemos caer por allí, porque:

1.- Nos han invitado y no podemos decir que no.
2.- Somos mentes inquietas.
3.- Nuestro desmedido afán por cumplir con nuestro deber nos obliga a estar presentes en eventos como estos, aunque no nos gusten. Todo por manteneros informados.

Que vida más dura… 

domingo, 21 de octubre de 2012

Vuestras cocinas: Salteado de chipirón sobre mahonesa de guindilla y patatas bravas (Jorge).



Uno de los motivos por los que decidimos abrir el concurso de ¡Cocina con guindillas! a cocinillas sin blog fue el tener la absoluta certeza de que no todo el mundo que goza del hecho de cocinar se lanza al exhibicionista mundo 2.0.


No sé que opináis vosotros, pero para mí es una gozada descubrir que alguien, un personaje hasta hoy anónimo, un seguidor sin rostro, sin un blog que seguir, nos muestra su idea.

Gracias Jorge, gracias Finidi, por esta aportación a nuestro concurso.

Por cierto, ¡que nos ha preparado dos recetas!, en próximas fechas veréis la segunda.



Salteado de chipirón sobre gratinado de mahonesa de guindilla con patatas bravas:


Ingredientes:

  • Patatas gallegas.
  • Carne de guindilla picante.
  • Maizena.
  • Caldo de ave y verduras.
  • Chipirones.
  • Pimiento verde.
  • AOVE.
  • Aceite de girasol.
  • 1 huevo.
  • Sal.
  • Pimienta recién molida.



Cubos de patata brava:

1.- Cortamos la patataen cubos y vaciamos el interior con ayuda de un sacabolas.

2.- Lavamos los cubos en agua para quitar el almidón. Ponemos aceite de oliva y de girasol al 50% con un par de guindillas cayenas en un cazo alto, para que se sumerjan las patatas por completo. Confitamos durante 20 minutos a temperatura baja.

3.- Cuando las patatas se hayan cocido en el aceite las retiramos y colocamos sobre un papel de cocina. Ahora subimos el fuego hasta que empiece a salir cierto humo del aceite. Introducimos de nuevo las patatas para que se doren y queden crujientes. Les echamos una pizca de sal y pimienta.

4.- Ahora cogemos una cucharada sopera de aceite de confitar las patatasy lo ponemos en un cazo. Añadimos una cucharada de maizena a baja temperatura para que no se nos queme. Removemos y añadimos una cucharada al gusto de carne de guindilla picante. Mezclamos bien sin que queden grumos.

5.- Vamos añadiendo el caldo de ave y verduras. Una pizca de sal y pimienta, batimos con ayuda de una varilla hasta conseguir una salsa densa como una bechamel. Rectificamos con más caldo hasta conseguir la consistencia deseada.

6.- Una vez lista dejamos atemperar y colocamos en una manga pastelera para rellenar los cubos.


Mahonesa de guindilla gratinada

1.- En un vaso de batidora echamos medio vaso de aceite de girasol. Añadimos un huevo entero y una cucharada sopera de carne de guindilla con una pizca de sal. Colocamos la batidora en el fondo del vaso y montamos la mahonesa de abajo a arriba.

2.- Una vez lista la extendemos sobre papel sulfurado y la llevamos al gratinador del horno precalentado a 180º.  Cuando alcance el color dorado deseado retiramos del horno y dejamos atemperar. Con ayuda de un molde cuadrado le damos forma.

Salteado de chipirón

1.- Lavamos y limpiamos los chipirones. Los troceamos con el grosor deseado.

2.- En una sartén ponemos un par de cucharadas de aceite con ajo y salteamos unos trozos de pimiento verde. Cuando empiece a estar dorado añadimos el chipirón y salteamos todo junto.

3.- Añadimos una pizca de saly tan pronto como empiece a cambiar el color del chipirón lo retiramos y reservamos.


Patata-brava-chipirones-mahonesa


Montaje:

Disponemos los cuadrados de mahonesa gratinada en diagonal. Colocamos los cubos a ambos lados y el chipirón encima de los cuadrados de mahonesa. Decoramos con aceite de tomillo y albahaca